Los viernes de marzo de San Sebastián
En Alcalá aún perdura una parte de ciudad antigua, una tradición de pueblo, de las décadas en las que las callejas aún se llenaban de burros cargados de pan y los trenes construían el nombre de la Alcalá de los panaderos.
Lo de los besos a Jesús Cautivo cada viernes es un claro ejemplo de ello. Frente al Señor maniatado se concentran decenas de personas, todas con una mirada de rendición, de esas que buscan clemencia mientras musitan algo ininteligible.
El besapié al Señor Cautivo de cada viernes de marzo es una de esas tradiciones que deben perdurar por siempre en el tiempo. Que los que vengan sepan quererlo tanto como los que se fueron, como los que desgastaron sus labios en cada beso, en cada oración, en cada susurro.