La vigilia mensual en el convento de Santa Clara se dedica al fomento de las vocaciones
La Vigilia mensual de marzo de la Sección Alcalareña de Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento coincidió con el sábado 21, fin de semana en el que la Iglesia celebró el Día del Seminario, ya que el jueves anterior, día 19, había sido la Solemnidad de San José.
Como se viene realizando en este Año de la Vida Consagrada, la vigilia se dedicó principalmente al fomento de las vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras. Se vio engrandecida con la presencia de cuatro seminaristas, Francisco Gordon, Francisco Romero, Cristian Rodríguez, y Manuel Jiménez, quien había recibido ya el Orden del Diaconado y en el próximo mes de junio recibirá (D. m.) el Presbiterado. Todos ellos celebraron con los adoradores presentes la parte final de la vigilia, rezando el Santo Rosario, Preces expiatorias y Completas, a las que, como siempre, se sumaron las Hermanas Clarisas, y finalmente, el diácono, impartió la Bendición con su Divina Majestad.
Este grupo de cuatro jóvenes pasaban el fin de semana en Alcalá, visitando distintas parroquias y comunidades, informando en las misas de las actividades del seminario e invitando a los jóvenes a no tener miedo a escuchar la llamada del Señor, siguiendo la recomendación del Señor Arzobispo en su carta semanal: “Necesitamos jóvenes valientes, que estén dispuestos a ofrecer sus vidas al servicio del Evangelio, de la iglesia y de sus hermanos”.
Finalizada la vigilia departieron amablemente con todos los asistentes, demostrando su simpatía, la alegría de su juventud y su ilusión por seguir la llamada del Señor. Todos ellos conocían ya a la Adoración Nocturna, porque en el Seminario sevillano, desde hace varios años, reciben información mensual y personalizada de la misma, celebrando también vigilias mensuales de carácter interno. Por ello, manifestaron su alegría por la casualidad “el regalo del Señor”, lo llamaron ellos, de coincidir en Alcalá con la vigilia de Adoración a Cristo Eucaristía, el que todo lo puede, el que nos salva entregándose por nosotros, como rememoraremos en los próximos días de la Semana Santa, y al que los sacerdotes hacen presente en las Sagradas Especies del Pan y del Vino en la Santa Misa.