La lluvia nos regaló el Vía Crucis del Consejo más íntimo y extraordinario
La lluvia, una vez más, chocó ayer con los cofrades. Los hermanos de Jesús vieron truncadas sus ilusiones de ver a su Cristo ser, y ayer más que nunca, el centro devocional, de todo un pueblo unido en la oración y sumido en la meditación. Pero no hay mal que por bien no venga, y es que debido a la suspensión del culto externo, los asistentes a la Parroquia de Santiago pudieron rezar uno de los vía crucis más íntimos y profundos de cuantos se hayan podido celebrar en nuestra ciudad.
No alcanzaban las agujas a marcar las siete de la tarde, hora prevista para el comienzo del traslado del Señor hacia San Sebastián, cuando la Hermandad de Jesús a través de José Manuel Terrón -secretario- comunicaba a sus hermanos la suspensión del Vía Crucis de las Hermandades de Alcalá por las calles de la ciudad.
La tarde se había metido en agua desde bien temprano y los chaparrones se sucedían uno tras otro. Las posibles mejorías anunciadas en otro momento no se dejaban ver y la opción más factible y lógica era sólo esa, la tomada: suspender la celebración del vía crucis por las calles de Alcalá. Una decisión que a la postre se vería más que acertada, ya que a las nueve en punto de la noche, hora fijada para el inicio real del vía crucis, la Plaza del Derribo era fuertemente azotada por una intensa lluvia que terminaría dando la razón.
Fue ahí cuando muchos empezaron a repasar los momentos que no iban a poder vivir en un año también especial, y es que esta celebración se había tomado como la salida extraordinaria para celebrar el 75 aniversario de la hechura de Jesús Nazareno. Del transcurrir por la Coracha, que tantas fotos habría dejado, a la Eucaristía presidida por el Señor en San Sebastián, pasando por el estreno de las nuevas potencias. Un cúmulo de detalles que no pudieron ver la luz de la calle.
Pero entre tanto, nadie reparó en lo que se vivirían dos horas después. A las nueve de la noche las luces del templo se apagaban para dejar paso a una penumbra resquebrajada por el caminar lento y acompasado por la cruz de guía de la cofradía escoltada por dos servidores de librea. Como banda sonora, las saetas de Alcalá y el trío de capilla, tal y como hubieran sonado en la calle. Así se celebraría el Vía Crucis de las Hermandades de 2013, con la cruz de guía recorriendo el templo en busca de las distintas estaciones.
Con todo ello, se preparó la receta perfecta para elaborar un vía crucis desbordante de devoción y oración sincera. Si algo ganó el rezo en el interior de una parroquia fue la posibilidad de interpretar con mayor facilidad y meditar sobre las oraciones leídas, algo impensable en caso de ser escuchadas en la calle. Perdieron las emociones, ganó la Fe.
El de 2013, el primer vía crucis suspendido
Pero entre tanto, resulta extraño que después de haber completado el ciclo comenzado en 2003 con el Señor de la Buena Muerte del Santo Entierro y haberlo vuelto a comenzar en 2010 con él mismo, ni una de las celebraciones llevadas a cabo desde entonces se había suspendido, siendo el primero el de Jesús Nazareno de ayer. Aunque sí es cierto que la lluvia hizo acto de presencia en alguno que otro, como en las dos primeras ediciones, cuando ésta no fue a más y únicamente provocó nervios.
Ahora algunas voces ya piensan en plantear una alternativa al Consejo de Hermandades, proponiendo repetir al año siguiente en caso de lluvia. Es hora de analizar la situación en frío. De momento, nada de ello es oficial, por lo que el de 2014 seguirá siendo el turno de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado.