Noticias

Historia y felicidad en el traslado de la Virgen de los Ángeles al barrio del Campo de las Beatas

Ya era una hermana más entre las clarisas, una niña que ha hecho un noviciado de más de veinte años y que el sábado se despedía de su casa. Las lágrimas en los ojos de las monjitas, despidiéndola con ternura, demostraban cuántas oraciones había arrancado Virgen de los Ángeles de sus bocas.

La expectación estaba en todo lo alto, con numeroso público que esperaba a la salida de la Virgen del Convento. Y no solo los que miraban eran numerosos, sino que el cortejo también lo plagaba un buen número de miembros de la Asociación del Cristo de San Miguel.

Entre el público que rodeaba a la Virgen, sus donantes, los que la concibieron hace dos décadas y que ahora la ponen en manos de todo un barrio. La satisfacción era palpable en la cara de todos ellos. Porque ahora estos hombres, con sus nombres y apellidos, estarán eternamente ligados al Campo de las Beatas.

La llegada al barrio, con pétalos y cohetes

Era una tarde-noche de fiesta, y así lo entendieron los vecinos del barrio. Tanto es así que nada más cruzar esa frontera que marca el límite del Campo de las Beatas con Alcalá, una lluvia de pétalos recibió a la Virgen mientras que una salva de cohetes iluminaba el cielo alcalareño.

Los abrazos del capataz, Javier Baltasar, con los miembros más cercanos de San Miguel fueron otra señal inequívoca de que la Virgen ya estaba en casa.

A partir de ahí, cielos llenos de banderolas y más cohetes compusieron la nota decorativa de la noche.

Salvador Madroñal, rebosante de ilusión

Si los donantes y los benefactores de la talla de Madre de Dios de los Ángeles estaban exultantes, no se quedaba atrás aquel del que saliera la aniñada cara de la Virgen. Salvador Madroñal mostró su felicidad durante todo el traslado y analizó para Alcalá Nazarena la idoneidad de la llegada de la talla a la Asociación. “Un barrio necesita de una Madre, y de una hermandad”, a lo que añadió: “la ciudad redescubrirá una Virgen desconocida y que a buen seguro aportará mucho”.

Un traslado repleto de música

Y entre tanta fiesta y hechos históricos, había que añadir otro que llegó en forma de música. La desaparecida Banda de Cornetas y Tambores de los Ángeles se había reorganizado para la ocasión. Aquella banda que tan bien sonó hace una década reunió a músicos de un gran número de formaciones para volver por unas horas al lugar donde, probablemente, la mayoría iniciaran su andadura musical.

En el otro lado, la Banda de Alcalá también puso su granito de arena y acompañó a la Virgen desde el Puente de Jesús Nazareno hasta su entrada. La primera marcha que sonó tras las andas, poco antes de traspasar el puente, “Jesús en el Calvario”, como no podía ser de otra manera.

Ahora, y con la historia ya reescrita,  al Campo de las Beatas y a los cofrades del Cristo de San Miguel solo les queda disfrutar de la cercanía de su nueva Madre, de la Virgen de los Ángeles.

>Ver galería fotógrafica del traslado