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El intercambio cultural imperó en el segundo día de los DED


La noche anterior se cerró muy tarde. El reloj sobrepasaba en varios minutos las dos de la mañana cuando las chicas abandonaron La Andrada para sus lugares de descanso. De nuevo el sábado toca madrugar, hay que celebrar la oración de la mañana en cada parroquia y a continuación dirigirse a los puntos en los que comenzar las actividades de la mañana.

 

Los grupos A3 y B3 son los que pasearán en esta mañana por el Parque de Oromana y conocerán un poco la historia de Alcalá, desde la reconquista cristiana, pasando por la evolución y crecimiento de la propia ciudad, y hasta llegar a explicar una tradición tan alcalareña como es la subida a San Roque en la madrugada del Viernes Santo. También hay tiempo para entrar en San Roque y explicar la particularidad del lugar, a alguno le cuesta entender quién y cuándo se celebra en la Ermita. Una vez concluida, toca bajar al Molino del Algarrobo cruzando, eso sí, por el Parque de Oromana. Una vez acomodados frente al molino, reciben las explicacions oportunas sobre la importancia de su construcción en nuestra ciudad. Con curiosidad y entusiasmo varios de los peregrinos, especialmente los mexicanos, se acercaron al molino para entender un poco mejor su funcionamiento.

A partir de este momento había que ponerse rumbo al Convento de las Hermanas Clarisas, lugar en el que fueron agasajadas con pastas realizadas por las propias hermanas. Una vez en el interior del Convento, y a través de proyecciones con diapositivas, se les explicó a los peregrinos cómo nació la vocación de Santa Clara y San Francisco de Asís. También escucharon de primera mano los relatos de dos hermanas, latinoanomerica y africana respectivamente, que explicaron cómo sintieron la llamada de Dios y la razón por la que decidieron dedicarse a Jesús plenamente. Todo ello fue amenizado por un cantautor que, con una magnifica voz, puso la nota musical en todo momento. Antes de abandonar el Convento, varias chicas se acercaron a la reja para compartir los últimos momentos de convivencia con las hermanas clarisas, las cuales en todo momento mostraron su felicidad por tener en su casa a tantísima gente joven compartiendo el amor a Dios.

Con todo llegado a su fin, era la hora de reponer fuerzas en la sede de la Cabalgata de los Reyes Magos de Alcalá. Lugar que no sólo se usaría esa tarde como comedor, sino que, una vez acabada la comida y recogidas todas las mesas, se usó para realizar dos talleres que entretuvieron a las chicas hasta las cinco de la tarde, instante en el que abandonarían el recinto para dirigirse a sus lugares de descanso, aunque lo hicieron una hora antes de lo estipulado en un primer momento, pero el cansancio acumulado en las jornadas anteriores motivó que la organización tomara sobre la marcha la nueva decisión, haciendo que las peregrinas pudieran descansar un poco más.

De esta manera, en los talleres que realizaron divididas en dos grandes grupos, aprendieron a realizar pulseras a mano, en las cuales ponían sus propios nombres con cuentas con letras. En el otro grupo, los jóvenes de los tres países -México, Argentina y España- compartieron e intercambiaron un gran número de cantos propios. Finalmente, conforme se acercaban las cinco de la tarde, y de manera paulatina, las chicas fueron abandonado la sede en busca de un merecido descanso.

Pilas recargadas. El intercambio cultural continúa
A las ocho de la tarde el Santuario del Águila acogió una Eucaristía organizada por y para los jóvenes peregrinos hospedados en Alcalá, así como para todos los relacionados con el proyecto. Cabe destacar que durante la celebración, realizada a las plantas de la Virgen del Águila, sendas banderas de México y Argentina, así como una mochila como símbolo del peregrino fueron ofrendas hacia el Señor.

Y una vez concluida la Misa llegaba la fiesta. Varias de las chicas ocuparon la escalinata central de la explanada del Santuario, lugar en el que, guitarra en mano, comenzaron su particular concierto interpretando canciones de distinta índole, atreviéndose hasta con alguna del popular grupo español La Oreja de Van Gogh.

Pero las canciones no habían hecho más que empezar, ya que durante la verbena éstas tomaron fuerza y llegó el intercambio cultural definitivo. México con rancheras, Argentina con chacareras y España con sevillanas. El folclore internacioanl estaba servido y la diversión asegurada. Entre tanta canción también hubo tiempo a agradecer públicamente todo el esfuerzo realizado por personas como Juan de Dios Gónzalez, Pablo Infante o Antonio Guerra, tres de los grandes “culpables” de que los ‘Días en la Diócesis’ salieran a la perfección. Bonito gesto tuvieron los peregrinos de México, los cuales quisieron entregar a distintas personas reproducciones de la Virgen de Guadalupe. De este modo, durante toda la noche las chicas de Argentina interpretaron el ya habitual en ellas ‘Color Esperanza’ de Diego Torres, o ‘A mi país’ de Facundo Saravia -canción en la que hacen una exaltación patriótica de Argentina- o ‘Como yo nadie te ha amado’ de Bon Jovi. Por último, los españoles enseñaron a bailar sevillanas, e incluso la alcalareña Paloma Castillo interpretó ‘SOS’ de Falete.

Un avez llegado el final de tal derroche de arte, el extensísimo grupo de responsables, colaboradores y los peregrinos de México y Argentina se hicieron una última foto multitudinaria que quedará para la posteridad. Tocaba descansar de nuevo, ya que el domingo quedaría una agotadora visita por Sevilla.