El Foro Oromana homenajea a Agustín Alcalá y Henke
El homenaje organizado por el Foro Oromana de Alcalá de Guadaíra a D. Agustín Alcalá y Henke, empresario, abogado, historiador, político, filántropo, mártir y Siervo de Dios, en proceso de Beatificación, resultó un auténtico éxito por la asistencia, pues hubo que abrir un segundo salón del Hotel Oromana para dar cabida a los asistentes. Asistieron familiares de Agustín Alcalá, como su sobrino carnal el Jesuita Padre Alcalá, y varios sobrinos nietos, como Agustín Alcalá y José María Rodríguez de la Borbolla Camoyán (ex presidente de la Junta de Andalucía). También estaban presentes el arcipreste de la ciudad y párroco de San Sebastián, el Vicario parroquial de Santiago, y los hermanos mayores de las Hermandades Sacramentales de Jesús Nazareno y la Amargura, además de empresarios, profesores y personas de diferentes ámbitos.
Igualmente, resultó muy acertada la elección de los ponentes que aportaron tres visiones sobre la figura de D. Agustín Alcalá y Henke: D. Javier Jiménez Rodríguez, historiador y profesor de Geografía e Historia del IES Al-Guadaíra que proporcionó el perfil histórico, intelectual y político; D. Francisco Miguel Martínez Torres, abogado del Cabildo Catedral de Sevilla y notario actuario de diferentes Causas de Beatificación y Canonización, entre ellas, la del Siervo de Dios, D. Agustín Alcalá y Henke, quien mostró su perfil; y finalmente, el Ilmo. Sr. D. Vicente Romero Muñoz, académico correspondiente de las Reales Academias de Jurisprudencia y Legislación de Madrid y la Sevillana de Buenas Letras, catedrático de Economía Política y Hacienda Pública, jurista de reconocido prestigio, historiador, que tiene editado numerosos libros, entre ellos el titulado “Agustín Alcalá”, quien mostró su perfil excepcional como empresario, y que aportó vivencias personales, pues el homenajeado solía visitar su casa, por la amistad que mantenía con su padre.
Quedó claro que D. Agustín Alcalá y Henke es la persona más ilustre que ha habido en Alcalá en toda la Edad Contemporánea, por su vida, talla empresarial, intelectual, humana, que además fue un testimonio de lo que se denomina “humanismo cristiano”. Era una persona coherente, profundamente creyente, comprometida con la realidad, lo que le llevó a estar presente en muchos ámbitos. El acto permitió descubrir a un empresario excepcional que creó no ya una empresa, sino todo un sector, el de la aceituna de mesa que durante décadas propició el crecimiento y desarrollo económico de Alcalá, y que hizo variar el paisaje, pues en tierras poco dadas al cultivo, se plantaron olivos creando una marea verde que se distinguía desde el Águila hasta la Giralda.
Como político era un hombre de la Restauración y la Constitución, defensor de la democracia. Se preocupó por los trabajadores, por los ciudadanos, el prójimo en general.
Sentía inquietud por el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, llegando a ser Seise y especial adorador. Estuvo vinculado a las Hermandades de Jesús, Santo Entierro, Virgen del Águila, y sobre todo a la Sacramental de San Sebastián, de la que llegó a ser hermano mayor. También en Sevilla a la del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, hoy la de Los Estudiantes. Asistía diariamente a misa y socorría constantemente a los más necesitados. Tenía una lista de personas a las que ayudaba, lista que cada vez crecía más, regalaba medicinas a quienes lo necesitaban, e incluso sufragaba los entierros para que pudieran dar cristiana sepultura a sus seres queridos. De hecho, tras más de 75 años de su muerte (fue asesinado en 18 de julio de 1936 por defender su fe cristiana), aún se le recuerda en Alcalá como el padre de los pobres.
Colaboraba con las parroquias alcalareñas, fundamentalmente con la de Santiago el Mayor y la de San Sebastián. Era protector de la Conferencia de San Vicente de Paúl y del Convento de las Hermanas Clarisas.
El pueblo de Alcalá le dedicó una de las calles principales, junto al ayuntamiento, la calle Agustín Alcalá, pero también en su honor se consagró una parroquia, la de San Agustín, y se le dedicó todo un barrio, el de San Agustín, que hasta la existencia de la parroquia se denominaba Barriada de Agustín Alcalá.
Ya es Siervo de Dios, y sigue el proceso de beatificación y posteriormente canonización. Un familiar suyo, el Jesuita Padre Alcalá, pidió que dirigieran oraciones al Señor pidiendo la intercesión del Siervo de Dios, D. Agustín Alcalá, en un milagro, pues está seguro de que ello será fundamental para ser declarado Beato y posteriormente poder llegar a ser Santo.
D. Vicente Romero fue taxativo al decir que no estamos mitificando a una persona, lo estamos describiendo exactamente como era, un hombre excepcional y animó al pueblo de Alcalá a personarse en la Causa de Beatificación, también animó a sus familiares, al arcipreste y clero a personarse en el expediente. Dijo que el Siervo de Dios, D. Agustín Alcalá y Henke, no sería un Santo con sotana, sino un santo con americana y pantalón.