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El 15 de agosto, cuando un paso volvió a pisar la calle quince meses después

Aunque no era como a toda la ciudad de Alcalá le hubiera gustado. Aunque las distancias marcaban el ritmo y las mascarillas desdibujaban el panorama, la Virgen del Águila volvía a salir a las calles de Alcalá -o a unos metros de ellas, realmente-, quince meses después de que todo comenzara.

Salió en su paso, al completo, con las últimas luces de la tarde, como cada día grande de agosto. Pero en esta ocasión el paso iba sobre ruedas, y la parihuela se movía siendo arrastrada por costaleros sin su ropa de trabajo -lo eran, porque los costaleros siempre lo son- y por fuera del paso.

La Virgen del Águila presidía la explanada del Santuario, aunque fuera de éste, mientras que la Banda de Alcalá hacía disfrutar a propios y extraños con un concierto de marchas procesionales. Y así, con tambores, nardos y el calor de agosto, los ingredientes que dan forma a uno de los días grandes de nuestra ciudad, las penas fueron menos penas y el sabor de lo nuestro apareció por el paladar para recordar cómo era la vida antes de que el mundo dejara de rodar.

Fotos: Fran Baños