Noticias

Celebración de Santa María Madre de Dios en el Convento de Santa Clara

El día 1 de enero, en el convento de Santa Clara, las monjas Clarisas y los fieles congregados, celebraron la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, en la Misa oficiada por el Padre D. José Medina Huertas, SDB.

El Padre  José, indicó que en la Iglesia Conventual, la Madre de Dios estaba esplendorosamente representada en la Imagen de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano, vestida de celeste, como simbología de su Purísima Concepción, y portando azucenas, símbolo de su virginidad. Reina de los Ángeles, advocación muy franciscana, Consolación por la que es Patrona de Utrera y Gracia por la que lo es de Carmona. (Efectivamente, cuando monseñor D. Santiago Gómez  bendijo la Imagen de la Virgen, que es Titular de la Antigua y Franciscana Sección de nuestra ciudad de la Venerable Archicofradía de Adoración Nocturna Española al Santísimo Sacramento, realizaron el apadrinamiento de cada Título la Hermandad Los Negritos, de la que es Titular Ntra. Sra. de los Ángeles, la Hermandad de Ntra. Sra. de Consolación de Utrera y la Hermandad de Ntra. Sra. de la Santísima Virgen de Gracia de Carmona).

También explicó el sacerdote, que la Iglesia celebraba, además, el Día Mundial de la Paz, y la Virgen es Reina de la Paz, como se indica en las Letanías.

Desarrolló una bella e instructiva homilía en la que explicaba por qué celebramos el uno de enero la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. A continuación se detalla su homilía en su integridad:

Solemnidad de Santa María, Madre de Dios

La Solemnidad de Santa María Madre de Dios es la primera Fiesta Mariana que apareció en la Iglesia Occidental. La antigüedad de la celebración mariana se constata en las pinturas con el nombre de “María, Madre de Dios” (Theotókos) que han sido encontradas en las catacumbas.

En la última reforma del calendario –luego del Concilio Vaticano II- se trasladó esta fiesta al 1 de enero, con la máxima categoría litúrgica, de Solemnidad, y con el título de Santa María, Madre de Dios.

De esta manera, esta Fiesta Mariana encuentra un marco litúrgico más adecuado en el tiempo de la Navidad del Señor; y al mismo tiempo, todos los católicos empezamos el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María.

El Concilio de Efeso

En el año de 431, el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, afirmando: “¿Entonces Dios tiene una madre? Pues entonces no condenemos la mitología griega, que le atribuye una madre a los dioses”.  Ante ello, se reunieron los 200 obispos del mundo en Efeso  –la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años– e iluminados por el Espírituo Santo declararon: “La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios”. Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.”

Asimismo, San Cirilo de Alejandría resaltó: “Se dirá: ¿la Virgen es madre de la divinidad? A eso respondemos: el Verbo viviente, subsistente, fue engendrado por la misma substancia de Dios Padre, existe desde toda la eternidad… Pero en el tiempo él se hizo carne, por eso se puede decir que nació de mujer”.

Madre del Niño Dios

“He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

Es desde ese fiat, hágase, que Santa María respondió firme y amorosamente al Plan de Dios; gracias a su entrega generosa Dios mismo se pudo encarnar para traernos la Reconciliación, que nos libra de las heridas del pecado.

La doncella de Nazaret, la llena de gracia, al asumir en su vientre al Niño Jesús, la Segunda Persona de la Trinidad, se convierte en la Madre de Dios, dando todo de sí para su hijo; vemos pues que todo en ella apunta a su hijo Jesús.

Es por ello, que María es modelo para todo cristiano que busca día a día alcanzar su santificación. En nuestra Madre Santa María encontramos la guía segura que nos introduce en la vida del Señor Jesús, ayudándonos a conformarnos con Él y poder decir como el Ápostol “vivo yo más no yo, es Cristo quien vive en mí”.

La Solemnidad de esta Misa, quedó resaltada por los cantos angelicales que desde el Coro realizaba la Comunidad de Hermanas Clarisas. Concretamente, en el Canto de Entrada, interpretaron el Villancico “Es Navidad”. Cantaron el Gloria a Dios de la Misa Pastorela. En el Ofertorio, interpretaron el villancico alemán “Oh Luz de Dios”, y durante la Comunión “Vamos amigos”, adaptación de Cesáreo Gabarain. Y para adorar al Niño, cantaron el villancico “Nace el Niño en un portal”.
Finalmente, los fieles asistentes, pudieron besar la tierna figura del Niño Jesús que habitualmente porta en su mano la Santísima Virgen Reina de los Ángeles.

Los adoradores nocturnos del Santísimo Sacramento, en este día en el que comienza el nuevo año, aprovechan para desear a todo el mundo un próspero 2015, en el que seamos Testigos de la Navidad, portadores del Evangelio, regalando nuestra sonrisa llena de Amor, Alegría, Ternura y Misericordia. Asimismo, felicitan a los religiosos y religiosas, en este que es el Año de la Vida Consagrada, y especialmente a los Salesianos, capellanes del convento, en el Bicentenario del nacimiento de Don Bosco.