Crónicas 2013

Cautivado en tu Esperanza – La crónica 2013

Pasó, un año más el Miércoles Santo. Y una vez pasado, la nostalgia se vuelve a apoderar un año sí y otro también del que escribe éstas torpes palabras.

En éste año encima, dicha nostalgia se queda marcada a fuego por lo que pudo ser y no fue, o al menos no fué como todos los hermanos de la Hermandad del Cautivo hubiésemos deseado.

Se me agolpan muchos recuerdos, muchos sentimientos, quizás demasiados de éstos últimos acumulados al fin y al cabo en unas pocas horas que marcan definitivamente el final de un año y el inicio de otro.

Desde que cae la noche del Martes Santo hasta que amanece el Miércoles Santo se ha convertido para mí en una especie de 5 de Enero, noche de la ilusión para los más pequeños y noche de vísperas en las que realmente la ilusión del amanecer va in crescendo a la mismita par que uno va cumpliendo años.

Feo pintaba éste pasado Miércoles Santo tan añorado y deseado amanecer. Malos augurios envueltos en nubes negras y adoquines mojados. Ése era el panorama que me encontré al dirigirme como todos los años a la misa de Hermandad de la mañana más mágica e ilusionante del año para mí.

Pero la ilusión y la Esperanza se recuperan pronto. Tan pronto como me adentré en San Sebastián y vi al Señor Cautivo y Rescatado encima de su paso colmado por lirios morados. Ésta primera visión de mi Cristo, no por menos conocida no deja de impactarme cada año más. Uno tras otro y así desde hace treinta. Sé lo que me voy a encontrar, de la misma manera que sé que me emocionaré al contemplar dicha estampa más que el año anterior.

Soberbio el Señor Cautivo y realmente preciosa su bendita Madre de la Esperanza. Acierto grande el de la Hermandad el haber traído manos expertas para vestir a nuestra Madre como ella se merece.

Misa de Hermandad plagada de fieles. Rezos cantados a ambas imágenes tras la misa y una vez finalizado todos éstos ritos anuales, llega el otro; el de los reencuentros. Reencuentros que años sí y año también se dan lugar en forma de abrazos y anécdotas con sabor a antiguo con otros Hermanos a los que por desgracia sólo ves unos pocos días al año.

Hasta en eso es grande el Señor, hasta en juntar sentimientos unos días al año.

Pesimismo generalizado durante toda la mañana. No había intención de arriesgar lo más mínimo y se era muy pesimista a la hora de echar la cofradía a la calle. Pero la Esperanza es lo último que se pierde.

Las “no salidas” de las tres primeras hermandades de Sevilla cayeron sobre nosotros como tres puñaladas en el corazón.

Llegó la tarde. Llegó mi otro rito. Antes de entrar en la iglesia, paso por la Casa de Hermandad a ver a mis excompañeros de la cuadrilla del Señor. Rato magnífico y de ahí a la iglesia.

Caras largas del cuerpo de nazarenos. La tensión se cortaba con un cuchillo. Fuera nubes negras y suelo mojado, dentro muchas almas mirando fijamente al Señor y a su bendita Madre, pidiéndole y cuasi suplicándole que nos permitiesen contemplarles y alumbrarles por las calles de Alcalá.

Llega el momento definitivo y la Hermandad toma la decisión acertada. Sí, acertada. Lo demás son elucubraciones e historias falsas.

A la Hermandad se le garantiza absoluta tranquilidad y normalidad en cuanto a la meteorología se refiere. Ni un problema hasta la franja horaria que une las 23.00 y las 00.00 horas del Jueves Santo.

La obligación de una Hermandad es hacer estación de penitencia. A cualquier precio no, pero con éstos datos si. Y lo vuelvo a decir; con éstos datos sí.

Nuestro Hermano Mayor así lo comunica. Salimos pero con un matiz; La Hermandad no pasará de la Plaza de Cervantes hacia abajo. Teníamos tiempo de sobra para llegar allí o en su defecto a la Plazuela y volver a San Sebastián.

De ésta manera la Hermandad se pone en la calle. Miradas constantes hacia el cielo y preocupación, pero en el fondo tranquilidad porque los partes eran tranquilizadores.

Majestuoso el paso de Cristo, y soberbio el andar de su cuadrilla de Hermanos Costaleros a los sones de la Agrupación Musical de la Encarnación. Alegre y sinfónico el paso de nuestra Esperanza. Todo perfecto.

Pero el hombre propone y Dios dispone. En la calle Mairena y de manera no anunciada comienza la lluvia. Leve al principio, con más intensidad un breve momento que parecieron siglos y vuelta al templo una vez alcanzada la Plazuela. Maldita Plazuela en éste año 2013.

Soberana lección del cuerpo de Nazarenos, de acólitos, de costaleros, de diputados, de muchos Hermanos tragándose las lágrimas sin perder la compostura por el bien de nuestros titulares.

Ni una sola descomposición. La Hermandad entró completa con la misma categoría que salió.

Llantos en el interior del templo de los más pequeños y consuelo para ellos de parte d ellos más veteranos. Así lo han querido nuestras imágenes y así lo debemos de aceptar.

Al día siguiente, tranquilidad total al leer en la web de la Hermandad que el patrimonio artístico de la Hermandad y sobre todo nuestras imágenes no habían sufrido ni el más mínimo daño. El humano tampoco, aunque aún 24 horas después aún seguían los corazones compungidos por lo que pudo ser y no fue.

Me quedo con la grandeza de todos los Hermanos en los momentos difíciles. A partir de ahora, a trabajar para un  espléndido Miércoles Santo 2014. Que así sea.

Martin Bozada Calvo

Twitter: @martin191919