Entrevistas

Germán Terrón: “En los años 80 algunos te miraban mal si decías que eras de la Borriquita, ya no”

Con 33 años, en 2007, Germán Terrón se convirtió en el hermano mayor más joven de la Hermandad de la Borriquita. Ligado desde pequeño a la Parroquia de San Agustín, el pregonero de la Semana Santa de Alcalá en el año 2009, no concibe un Domingo de Ramos sin su mirada particular tras el antifaz de terciopelo rojo, un antifaz que, debido a su puesto en la cofradía, no le da el anonimato del que antes de ser hermano mayor sí gozaba y que ahora echa de menos. Repasamos con él la historia de la Borriquita, así como lo vivido por la cofradía todo lo relacionado con el cincuentenario.

-El 29 de octubre la Borriquita vivió quizás uno de sus días más grandes…
Puede ser. Pero, sin ser dos situaciones comparables, lo de mayo también fue muy bonito. Ambas procesiones muy distintas, la primera más parroquial, más comedida, mucho más medida y ajustada, más extraordinaria por el propio hecho de no volver a ver a la Virgen de la Oliva en el Águila),  y lo del sábado 29 fue más oficial, la procesión extraordinaria del cincuentenario por así decirlo.

-¿Pero esperaba tanta gente?
Sinceramente sí. Lo de mayo nos puso en la pista de lo que podíamos vivir ahora, y mis previsiones se han cumplido. En mayo todo era una sorpresa, el ver la Plaza del Derribo repleto de gente esperando, en la calle La Mina la gente estaba en las aceras, entonces nos podía sorprender mucho lo que íbamos viviendo, pero tras aquello, ahora en octubre yo tenía la certeza de que sería algo incluso mayor.

-Hubo muchos que no entendieron que se bajara al centro para celebrar el cincuentenario…
En Alcalá, simbólicamente, todo lo que no baja al centro parece que no existe. Es cierto que nosotros nos debemos a nuestra feligresía, pero aún así en el año 61, D. José Luis Portillo ya decía  “queremos que todos los niños de Alcalá den su nombre para salir en la Borriquita”, no dejamos de ser la Entrada en Jerusalén, un misterio de todos los niños y de toda Alcalá. Aun así, de la feligresía no salimos tanto, la Avenida Santa Lucía es San Agustín, la Cruz del Inglés es San Agustín, únicamente cuando llegamos al Santo Entierro, la calle Mairena o Santa Ana nos salimos de nuestra feligresía.

-La Hermandad cumpliendo sus 50 años, haciendo historia, y sin embargo tiene a un hermano mayor muy joven, al igual que su junta de gobierno. ¿Se refleja aquí el espíritu joven propio de la Hermandad?
-Sí, casi necesariamente. Es una Hermandad que cumple 50 años pero que no tiene generaciones concatenadas, no hay miembros en la Hermandad de aquella época, y mucho menos en la junta. Tiene 50 años de historia, pero digamos que a nivel interno de la Hermandad no tiene 50 años, es mucho más reciente. Y que yo sea un hermano mayor tan joven denota que las generaciones actuales están muy preparadas y son una salida muy válida; aunque si es cierto que hoy día las cofradías en general ya no tienden tanto a los hermanos mayores tan mayores, y menos en Alcalá, donde los chavales de grupos jóvenes al poco de cumplir la mayoría de edad ya suelen pasar a la junta de gobierno.

-También fue el hermano mayor en el 25 aniversario de la hechura del Señor de la Bondad, cuando se organizó una gran exposición para su conmemoración, ¿cómo se puede lidiar con tanta organización de actos?
Eso me tiene un poco estresado, y si digo la verdad, me va a entrar algún tipo de síndrome extraño cuando pase todo esto. Podemos decir que ya, a no ser que alguien se invente algún aniversario de la Sacramental o cosas así, nuestra Hermandad no tiene nada más que celebrar en muchos años. Aunque sí me ha dado pena que el décimo aniversario de la Virgen haya pasado un poco desapercibido, quizás eclipsado por el propio cincuentenario, pero no se podía hacer otra cosa.
Yo tengo la sensación de que siempre se ha desviado la atención hacia otras cosas: el Vía Crucis del Consejo, la salida extraordinaria en el Corpus, reformas de reglas, el aniversario del Señor que mencionas e incluso mi propio pregón. La Hermandad ahora necesita centrarse mucho en lo que tiene entre las manos, que no es poco, y debe dejar ya tantos actos externos.

-¿Y cómo explica que hace diez años se celebrara un 25 aniversario y ahora se estén celebrando los 50? A algunos no le salen las cuentas…
Mira, no hay que dejar de tener en cuenta que en 2001 lo que celebramos fue el aniversario de la refundación, pero sí es cierto que aquella efeméride se celebró porque la Hermandad necesitaba un pellizco para darle auge, la Borriquita necesitaba presencia en Alcalá, y además, tampoco hay que dejar de tener en cuenta que la Borriquita actual es fruto de la primera reunión del año 61, aunque no hubiera papeles de Palacio o se cesara la actividad, cuando se reorganizó en el 76 no se creó una hermandad nueva, lo único es que se volvió a poner en funcionamiento una cofradía que se había parado, además, aquellos eran otros tiempos, por ejemplo el decreto de Palacio no llegó hasta el 79, y nosotros salíamos con nazarenos, asistíamos a las reuniones del Consejo y éramos nombrados en los pregones.
Pese a todo, y pese a la celebración del 25 aniversario de la reorganización, yo me centraría y recordaría a partir de ahora la celebración del cincuentenario, ésta ha sido la efeméride grande.

-Pero con todo, pese a la grandeza de la fecha, los detalles de las dos salidas extraordinarias se conocieron relativamente con poco tiempo de antelación…
No podemos dejar de reconocer que la Hermanda de la Borriquita es pequeña y que económicamente no puede hacer todo lo que quiere.  Yo tenía pensado hacer una gran exposición al aíre libre, parece que me la estoy imaginando, que más que una exposición era una gran ‘performance’, pero entre una cosa y otra, no hemos podido hacerlo.
Si tuviéramos la disponibilidad económica de otras hermandades desde hace un año sabríamos qué vamos a hacer, pero aquí hemos tenido que esperar hasta el final para organizarlo todo ajustado a nuestras posibilidades.

-¿En qué estado ha llegado la Borriquita al año de su cincuentenario?
Hay un problema, si identificamos Hermandad con junta estamos en un sitio peligroso. En cuanto a la junta de gobierno hemos llegado muy renovados. Y en cuanto a la Hermandad, hemos llegado con la mayor proyección de la que hemos gozado nunca, tengo la sensación de que la Borriquita hoy día está muy bien mirada por los cofrades de Alcalá, incluso me han dicho muchas veces eso de “es que ustedes estáis siempre inventando”.
En cuanto a datos objetivos, hemos llegado con el mayor número de hermanos de la historia y con el mayor número de nazarenos de la historia, además, también creo que la Hermandad está sentando las bases de una nueva cofradía más grande.

-¿Y para llegar a este buen momento ha sido clave el nuevo paso de misterio?
Lo externo sin interno es algo vacío. En Alcalá hay hermandades que han dado grandes subidones y que después han bajado; no todo puede ser oropeles, oro y música porque eso es un boom que si no tiene contenido, al final termina desinflándose. Pero sí es cierto que en los años 80 tú decías que eras de la Borriquita y te miraban con mala cara, ahora, cuanto menos, entrando en un nivel competitivo que nunca me ha gustado, estamos al mismo nivel que las demás.
Otro de los factores ha sido el cambio de la Virgen, eso era una asignatura pendiente, tú puedes tener un paso bonito, pero si la talla no llama a la devoción vas a tener un techo que no te deja crecer. Y si en lugar del actual Cristo de la Bondad, tuviéramos a uno de una calidad ínfima, sin decir que el de ahora es lo mejor, pues sería todo más difícil de lo que está siendo.

-¿Entonces se ha superado esa brecha abierta con la sustitución de la Virgen de la Oliva de Curquejo?
Sin duda alguna, y el cambio simbólico, sin proponérnoslo, ha sido la salida extraordinaria de la Virgen en mayo. Quizás cuando la Virgen llegó en el 2000 yo esperaba un boom devocional, algo que no ocurrió. Hoy día sí he visto que mucha gente, y sobre todo gracias a aquella vuelta a San Agustín en mayo, ha descubierto a la Virgen de la Oliva. Las devociones no se construyen artificialmente y nosotros podemos hablar de primera mano de eso.

-¿Y en qué posición consideraría que está la Borriquita actualmente en la Semana Santa de Alcalá?
Entrando de nuevo en la competición, con datos objetivos, el Domingo de Ramos es el día que más gente hay en Alcalá, algo que ocurre gracias a que hay dos cofradías en la calle, por lo que pienso que es algo muy positivo para la Semana Santa. Ahora la Borriquita ya no es la segundona, hacemos cosas que en Alcalá no se habían hecho nunca, como es presentar las imágenes en el Santo Entierro, algo que vemos en otros pueblos o en Sevilla y que aquí nunca nadie lo había hecho.

-¿Es necesaria esa espectacularidad?
Hombre, a mí me gustan las cosas medidas. Sí es verdad que ha habido años que no me ha parecido bien sobrepasar una medida, y creo que poco a poco vamos corrigiendo esos fallos.

-Volviendo al cincuentenario, ¿recuperaría algo de la época más vieja de la Hermandad?, como pudieran ser las niñas vestidas de hebrea.
Yo ese detalle lo recuerdo con cariño pero no lo echo de menos. Está comprobado que las niñas hoy día ya sólo quieren salir de nazarenas, y así lo hemos visto con el último intento hace muy pocos años. A mí lo que me gusta de mi hermandad ahora mismo es que no tenemos que pedir nada prestado a nadie para salir el Domingo de Ramos como hacíamos antes, que acudíamos a Santiponce, a Madre de Dios del Rosario, a la Esperanza de Triana, al Buen Fin, al Santo Entierro, Jesús, Rocío o Amargura de Alcalá… ahora hemos conseguido no depender de nadie para montar la cofradía.

-¿Y qué echa en falta en la actual Borriquita?
Por un lado, me faltan más hermanos, aunque suene muy material, y por otro me gustaría tener más tranquilidad para poder afrontar los proyectos que tenemos. Eso sí, en lo personal yo echo de menos el anonimato que tenía cuando iba con cirio. Ahora voy con la vara de hermano mayor y aunque vaya con el antifaz, todo saben bien quién soy.

-Respecto al número de hermanos, estamos hablando de una Hermandad en la que es difícil aumentar la nómina.
La Borriquita tiene el hándicap de la media de edad de los hermanos, algo que es un tópico pero que es cierto. Tenemos muchos niños y ellos no tienen decisión alguna, pero no sólo a la hora de salir de nazareno y pongo un ejemplo: Cuando tú eres muy devoto de una imagen y por ejemplo se hacen unas potencias, tú donas una parte, sin embargo, nosotros que estamos haciendo los respiraderos del Señor no podemos pedirle dinero a los padres que tienen a los niños apuntados en la Hermandad, ahí, debido a la edad, aún no hay devoción.

-Y relacionado con la pregunta anterior, ¿en qué crees que es dichosa, en qué rebosa?
Ahora nos hemos encontrado con un buen relevo generacional, hay gente con ganas de trabajar, que sabe que tenemos que seguir trabajando mucho y que no ha perdido la ilusión por obtener frutos del trabajo realizado.

-¿El esfuerzo y el trabajo han recompensado a la Borriquita por las vicisitudes del tiempo sufridas a lo largo de estos 50 años?
Sin duda alguna sí. Con el paso de los años hemos sabido sobreponernos a aquellos años en los que se cesó la actividad en la hermandad, aunque realmente no sufriéramos por la extinción, ya que como dije antes, básicamente las bases de la cofradía son las mismas que las que sentó D. José Luis.

-Por último y para acabar con una cuestión sobre una figura muy importante en San Agustín, ¿fue D. José Luis Portillo una figura básica para llegar a donde está hoy día la cofradía?
Tan básica como que fue el que la inventó. Él fue quien proponía en los cabildos y quien dirigía todas las decisiones, daba argumentos tan sólidos en sus propuestas que todas se llevaban a cabo. Además, ya en sus últimos años de vida depositó en la Hermandad una confianza de la que antes no gozaba, y ahí fue donde nos dimos cuenta de que la Borriquita se había convertido en la cofradía con la que él soñó en sus inicios.