Oración, esperanza, fe, risas y mucha alegría en el primer día de los DED
Con el cansancio acumulado por tan extenso viaje -que en el caso de las chicas argentinas ha de sumarse a una ruta previa por Europa-, y por la hora tan tardía de llegada a Alcalá en la noche del jueves día 11, los peregrinos hospedados en Alcalá se dispusieron en la mañana de ayer viernes a disfrutar de las distintas actividades programadas por la organización de los ‘Días en la Diócesis’.
El grupo A visitó el Parque de Oromana, donde conocieron escuetamente la historia de la ciudad ya que fueron guiados por los alrededores de los molinos harineros, así como también conocieron la historia de la Ermita de San Roque, y en ese mismo punto, en la cima del Calvario, contemplaron una de las vistas más bellas del Castillo y de sus alrededores, al igual que pudieron observar una preciosa panorámica del resto de Alcalá. A continuación, y una vez acabada la visita turística, se desplazaron hacia el Convento de Santa Clara, lugar en el que fueron gentilmente acogidas por las Hermanas Clarisas, las cuales compartieron con el grupo testimonios únicos de fe, haciéndoles ver que la llamada de Dios existe y muy difícil de rechazar. Asimismo, también fueron agasajados con dulces elaborados por las propias hermanas y con refrescos, sirviéndole de refrigerio ante las altas temperaturas que se están dando en Alcalá
Por otro lado, el grupo B se dividió en tres subgrupos para visitar los lugares de sufrimiento y esperanza, lugares en los que, tal y como nos indicaron un pequeño grupo de chicas argentinas, “es donde puedes encontrar a las personas más puras, y es en ellas donde reside el verdadero Dios“. Sin duda, ésta fue una de las experiencias más gratificantes para todo el grupo, ya que pudieron compartir vivencias únicas e irrepetibles, a la vez que se enfrentaron a una realidad muy distinta a las que viven diariamente, pero que les mostró que a través del amor a Jesús todo es posible, y cualquier buen gesto con el prójimo no sabrará.
Igualmente, y más en concreto, el grupo B3 participó en las actividades propias de la Residencia de ancianos La Milagrosa, compartiendo con ellos una mañana única. Largas charlas, risas constantes, preguntas sobre Argentina, recomendaciones turísticas en Sevilla, todo ese tipo de palabras pusieron la música de fondo en forma de palabras a talleres de manualidades, talleres de memoria, o simplemente, a ratos sentados, frente a frente, compartiendo una buena charla.
Tarde y noche
Tras el almuerzo en la sede de la Cabalgata de los Reyes Magos de Alcalá, el grupo de peregrinos en su totalidad se trasladó a las instalaciones de la piscina municipal de San Juan, momento en el que pudieron afrontar un calor atípico para las argentinas en esta época del año. Tras esto, se dirigieron a sus lugares de acogida para, a las ocho de la tarde, realizar, en sus respectivas parroquias, la oración común antes de dirigirse a la Hacienda La Andrada, lugar en el que desde el primer instante se sucedieron uno tras otro bailes y cantos, comenzando con estos el grupo de peregrinas argentinas que entonaron ‘Color Esperanza‘ de Diego Torres, todo ello guitarra en mano y tras bajar del autobús. A partir de aquí se sucedió un intenso intercambio de canciones religiosas, propias de allí y de aquí, e incluso los más atrevidos se adueñaron del centro del corro formado por peregrinos y colaboradores para bailar sevillanas.
A partir de aquí ya quedaba la gran atracción de la noche, la capea. Tres vaquillas esperaban en los corrales para ser toreadas por “intrépidos toreros” que provocaron la risa de más de un espectador. Especialmente destacable fue el salto al ruedo de D. Antonio José Guerra, párroco de San Agustín, que capote en mano y miedo en el cuerpo, burló como pudo a la nerviosa vaquilla. Con las vaquillas de nuevo en los corrales llegaba el turno del baile y del reggaeton, de las canciones que suenan en discotecas de allí y aquí. Una pista improvisada sirvió para que la fiesta llegara a sobrepasar las dos de la madrugada, momento en el que todos los peregrinos fueron volviendo a sus respectivos lugares de acogida para acumular de nuevo sólo cuatro horas de sueño antes de enfrentarse a las actividades del sábado.