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La lluvia le roba la ilusión a los hermanos del Soberano en el Vía Crucis de las Hermandades

“Ilusión y trabajo, años de trabajo”, decían algunos con la cabeza cabizbaja. La lluvia, o su riesgo, se llevó de un plumazo toda la ilusión que había puesta en el primer Vía Crucis de las Hermandades de Alcalá que Nuestro Padre Jesús del Soberano Poder iba a presidir en sus diez años de historia. Pero a veces esta historia se empeña en dar giros y no repara en posibles daños, y no todo podía salir perfecto en una Cuaresma única para la corporación de Pablo VI.

A las siete de la tarde, momento en el que estaba previsto que el Señor comenzara su traslado hacia Santiago para presidir el culto, su hermano mayor David Salas anunciaba que por el alto riesgo de lluvia anunciado a las diez de la noche, la junta de gobierno se había visto obligada a suspender el traslado al mencionado templo.

Llegaba entonces la desilusión. Años de trabajo, como apuntaba algún miembro del grupo joven, en torno a esta celebración multitudinaria en la que el que cuida a su barrio se haría uno en la Ciudad, uniendo los rezos de todos los ríos que desembocan en el mar que se da forma en el centro de Alcalá cada Martes de Pasión. “Ahora a esperar otros diez años”, decían unos, “el Señor ha querido que Jaime sea el protagonista de estos días con su pregón”, apuntaba David Salas, o “el Miércoles Santo disfrutaremos el doble” eran las frases que se podían escuchar por cualquier rincón de San Mateo.

Tras un incesante ir y venir de cofrades, vecinos del barrio y devotos del Señor, y ya en la oscuridad del templo, comenzaba el rezo del Vía Crucis de las Hermandades de Alcalá, porque al final, la oración siempre es lo que queda. Y así, con la lluvia mojando los escalones de entrada a la Parroquia, aquellos que se revestirán de celeste en apenas una semana, vieron también mojada una ilusión que permanecerá intacta una década más.

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