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El Cristo de la Vera Cruz recorrió el interior de Santa Clara en Vía Crucis

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: Juan Jorge García / Fotografías: José Antonio López

La Antigua y Franciscana Sección de Alcalá de Guadaíra, de la Venerable Archicofradía de Adoración Nocturna Española al Santísimo Sacramento, celebró Solemnes cultos en honor de uno de sus Titulares, el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz, en el Monasterio de Santa clara, donde radica.

Al igual que el pasado año de 2018, consistieron en el Triduo de Reparación y Desagravio, conocido popularmente, incluso en términos eclesiásticos, como “Triduo de Carnaval”, por hacerse precisamente los tres días que anteceden al Miércoles de Ceniza, días en que se celebran las Carnestolendas. Así, tuvo lugar el 3, 4 y 5 de marzo, con la celebración de la Santa Misa, Exposición Mayor del Santísimo Sacramento, rezo de la Estación a Jesús Sacramentado, y bendición con Su Divina Majestad. El oficiante fue el Rvdo. P. D. Juan Manuel Melgar González, SDB, Director de la Casa Salesiana de Alcalá y Capellán del Monasterio. Para el Triduo, la antigua Imagen, de estilo y materiales hispanoamericanos, (según el profesor D. Joaquín Arquillo, que dirigió el equipo encargado de restaurarla en la Facultad de bellas Artes de la Universidad de Sevilla), estuvo colocada en el presbiterio, erguida la cruz sobre su pedestal, pendiendo del patibulum, o travesaño horizontal, el Velo de tinieblas, en el que destacaban el sol y la luna, bordados a izquierda y derecha, entre multitud de estrellas, como simbología de la muerte salvífica del Redentor en la Cruz.

La novedad en este segundo año de presencia del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz en la ciudad del Guadaíra, consistió en que los cultos se ampliaron al Miércoles de Ceniza, 6 de marzo, en el que, tras la Santa Misa, se realizó el Primer Vía Crucis con la Sagrada Imagen por los patios y Claustro grande del Monasterio. Tras la Misa de imposición de la Ceniza, propia del día, oficiada igualmente por el Rvdo. Padre Salesiano D. Juan Manuel Melgar González, se dio comienzo el piadoso Ejercicio del Vía Crucis, cuyos textos pudieron ser seguidos por la totalidad de los fieles que llenaban el templo con un cuadernillo al efecto. Dichos textos se eligieron del Vía Crucis Franciscano. Por su parte, las Hermanas Clarisas entonaron, después del enunciado de las catorce estaciones, un motete propio y antiquísimo de la Comunidad alcalareña, cuyo texto hacía alusión a cada una de ellas. Todos acababan con el mismo estribillo, mencionando la soledad de la Virgen María, y su fidelidad a Cristo Sacramentado.

Todo el recorrido fue muy emotivo y devoto, dado el entorno en el que se realizó. A ello contribuyó el fervor de los muchos fieles asistentes, así como la pericia de los portadores de los distintos relevos, ya que en algunos momentos hubo que salvar alguna de las puertas, no sin cierta dificultad. Era la primera vez que el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz pisaba los recintos conventuales, ordinariamente ocultos a las miradas de todos, y eso se notaba en la expresión de los rostros de los asistentes que tuvieron la suerte de vivir el momento. Durante el recorrido, al cual se incorporó el Rvdo. D. Manuel María Roldán Roses, párroco de Santiago el Mayor, la Sagrada Imagen fue portada, además de por adoradores de la Archicofradía alcalareña, por costaleros y hermanos de la Agrupación Parroquial de Nuestro Padre Jesús de la Paz en el Beso de Judas y María Santísima de la Estrella; de la Dominica Hermandad de Nuestra Señora la Virgen del Rosario, Patriarca Bendito San José y Cofradía de Penitencia de la Divina Misericordia y María Santísima de la Trinidad, así como por miembros de la llamada “Octava trabajadera”, grupo formado por veteranos costaleros de Alcalá, cuyo nexo común es haber portado el paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno. En una de las estaciones, el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz, fue portado por las propias Hermanas Clarisas, pues, como es sabido, la vinculación de la Advocación de la Vera+Cruz es de raigambre Franciscana, y en otra Estación lo portaron grupos de señoras devotas.

Las estaciones estuvieron estratégicamente distribuidas durante el recorrido: 1.  Jesús es condenado a muerte (Presbiterio); 2.- Jesús carga con la cruz (Porche de la iglesia  conventual, azulejo de Santa Clara, conmemorativo del Octavo Centenario); 3.- Jesús cae por primera vez (Patio interior del convento, Puerta Reglar); 4.- Jesús se encuentra con su Madre (Cruz de la cripta); 5.- Jesús es ayudado por el cireneo (Claustro, azulejo de Santa Clara, junto a las campanas); 6.- La Verónica limpia el rostro de Jesús (Claustro, junto a la escalera del coro); 7.- Jesús cae por segunda vez (Claustro, mural de la Virgen del Águila); 8.- Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén (Claustro, azulejo de la Inmaculada); 9.- Jesús cae por tercera vez (Claustro, Cruz del Perdón); 10.- Jesús es despojado de sus vestiduras (Claustro, cuadro de la Divina Misericordia); 11.- Jesús es clavado en la cruz (Cripta, cruz de la Venerable Madre Encarnación Ordóñez); 12.- Jesús muere en la cruz (Patio interior del convento, Puerta Reglar); 13.- Jesús es bajado de la cruz y puesto en brazos de su Madre (Porche de la iglesia conventual, azulejo de Santa Clara); Jesús es sepultado (Presbiterio).

Finalizado el acto, y colocado de nuevo el Santísimo Cristo de la Vera Cruz en las gradas del altar mayor, los fieles asistentes pasaron a besar el pie de la Sagrada Imagen. Un acto digno del comienzo de la Cuaresma en Alcalá, con una advocación, además, de gran raigambre por los muchos siglos de devoción que atesoró en la ciudad, y que, aunque desaparecida durante una época, ha sido recuperada por la Sección adoradora, incluyéndola entre sus Titulares, para que no pierda la devoción que muchas generaciones pasadas de alcalareños tuvieron al Sagrado Leño y a Jesucristo, que se sacrificó en él para salvarnos, dando su vida por todos nosotros, quedándose además en las Sagradas Especies del Pan y del Vino hasta la consumación de los tiempos.