Santiago Navarro: «Decir que Alcalá no entiende a la Divina Misericordia es hacer débil a la ciudad»
Todo ha cambiado pero nada es distinto. En la Divina Misericordia el nuevo título de Hermandad que se alcanzara en el mes de mayo no ha variado el rumbo ni las formas. A las puertas de una nueva Semana Santa, aquéllos que vestirán los altos capirotes el Sábado Santo están dispuestos a impartir la catequesis del Dios que es entregado por nosotros.
Santiago Navarro de la Fuente será uno de ellos. Él es el hermano mayor de la Hermandad de la Divina Misericordia, quien desde la quietud intranquila de una Cuaresma que no deja de fluir, contesta a todas esas preguntas que los cofrades alcalareños se hacen sobre la joven cofradía de Santiago.
¿En qué ha cambiado la Cuaresma al ser nueva Hermandad?
En que ha habido muchos capirotes. Pero salvando lo relacionado con el reparto y organización de túnicas, la Cuaresma, felizmente, se ha parecido a cualquier otra. La Hermandad ha ido por un cauce de absoluta normalidad.
Pese a la juventud, ¿es una Hermandad madura?
Más que madura, es una Hermandad segura. La forma gente que está segura de lo que quiere ser. Cierto es que, probablemente, la institución como tal no lo sea, pero sí lo es la gente que le da forma.
¿Cómo de importante es Santiago Navarro para la Divina Misericordia?
Felizmente, soy uno más. Simplemente soy alguien que tiene el cariño y respaldo de sus hermanos para encabezar la junta de gobierno, pero soy un primero entre iguales.
¿Cómo se recibe la noticia de la erección canónica en mayo?
Fue como ocurren las cosas siempre en esta Hermandad. No fue un gran boom, sino que venía llegando poco a poco. Es cierto que desde finales de 2015 y principios de 2016 ya sabíamos en qué proceso estaba el expediente.
Cuando llegó lo hizo como una fruta madura. Lo supimos desde el martes antes del domingo en el que celebrábamos la Función a la Virgen de la Trinidad, y nunca olvidaré cómo D. Manuel María, en esa función, se refirió al título de la Agrupación y añadió “he dicho, por última vez”.
¿Llegó a preocupar en algún momento que no llegara el decreto?
Si dijera que no, mentiríamos. La situación preocupaba. A día de hoy, cuando sabemos lo que pasaba, te relajas. Es cierto que la Hermandad, ingenuamente, siempre pensó que sería un proceso más rápido, y finalmente todo radicaba en que la autoridad eclesiástica quería marcar sus tiempos pausados.
Probablemente, ese proceso que en algún momento fue doloroso, nos hizo más fuertes y madura como institución.
Hablemos de arte. ¿La línea artística de la Hermandad se busca por añadir algo nuevo a la Semana Santa de Alcalá, o es buscar el movimiento más acorde a su espíritu?
Tenemos el deseo de aportar. Cuando queremos añadir una idea y una manera de ser distinto a lo que hay en el entorno, debemos buscar una manera de expresarlo que también sea distinto.
Eso no significa que cogiéramos un libro de arte y dijéramos “el manierista es el estilo que nos gusta”. Simplemente, los artistas de los que nos hemos rodeado concibieron que éste sería un estilo oportuno para la cofradía, además, que históricamente, el manierismo es el periodo en el que se crean la mayoría de las representaciones de la Divina Misericordia.
De hecho, todo nace con la primera insignia, la cruz de guía, que la hicimos en 2012, y que fue la que marcó el rumbo a seguir.
¿Preocupa que Alcalá no entienda esta línea artística?
Alcalá es mucho más y mucho mejor de lo que los cofrades alcalareños decimos que es. Alcalá es una ciudad capaz de hacer muchísimas cosas, y su Semana Santa es uno de los mejores escaparates que demuestra que podemos hacer lo que queramos, y la principal debilidad de Alcalá es que no cree en sí misma.
¿Por qué vamos a decir que Alcalá no va a entender a la Divina Misericordia? Alcalá ha parido a la Divina Misericordia, no ha venido nadie de fuera. Decir que no la entendería sería decir que esta ciudad es mucho más débil de lo que es, y no tiene ninguna tara que impida que pueda entender a la Hermandad.
¿Y se entiende la iconografía del Señor de la Divina Misericordia?
Que haya que explicarlo, a mi parecer, es un buen síntoma de la espiritualidad de la Iglesia de Alcalá. Explicar al Señor de la Divina Misericordia es dar una catequesis sobre el sentido de la redención. No tanto que Cristo muriera en la cruz y resucitara, sino por qué lo hizo, para qué lo hizo y en qué medida puede afectarme hoy, de qué tiene que salvarme Cristo a mí hoy.
Predicar esto es más difícil que ponerle al pueblo una imagen de algo que ya sabe que ocurrió, pero es un reto que la Hermandad vive con pasión.
Pero tampoco hay que dejar de pensar que cuando hablas con el Señor que tienes ante ti, olvidas su iconografía, hablas solo hablas con Él, y te olvidas del concepto artístico.
¿Preocupan los números de la Hermandad?
Seremos los que tengamos que ser, pero los que sean, que sean de verdad. Ese es el principio que mis hermanos han decidido en el cabildo con una valentía tan grande que en la última reforma del reglamento de régimen interno, la edad mínima para vestir la túnica nazarena se subió a 14 años. No nos gusta ser pocos, pero tampoco nos agobia.
Que una Hermandad al iniciarse tenga 60 nazarenos y 300 hermanos, son datos muy razonables, y además, son datos más lucidos de lo que esperábamos.
¿La presencia de nazarenos puede ayudar a que el Sábado Santo crezca?
Para que el Sábado Santo cristalice tiene que pasar aún mucho tiempo. Probablemente ayudarán los nazarenos en la calle para que sea más grande el día, pero no es eso lo primordial.
Es un día difícil. Antes de que saliera una cofradía era una tarde tediosa en Alcalá, así que convertirlo ahora en un día gozoso de cofradías es cosa de muchos años.
La Virgen de la Trinidad a la calle, ¿es una osadía hablar de ello?
La Virgen de la Trinidad le tiene ganado el corazón a mucha gente dentro del seno de la Hermandad, pero hablar de incorporarla al cortejo no es solo una osadía, sino una irresponsabilidad.
No seré yo el hermano mayor que incorpore a la Trinidad al cortejo, no es momento. Es algo que se tiene en la cabeza, pero ni tiene plazos ni será inmediato.
Un momento del Sábado Santo
Dos. Con el cortejo ya dentro de la Iglesia, el momento en el que el Señor llega al dintel de la puerta, con esa luz tan especial, y verlo de frente por primera vez justo cuando acaba el Sábado Santo.
Después hay otro más íntimo. En la Vigilia Pascual, escuchar en la penumbra de Santiago el canto de “Oh feliz culpa, que mereció tan grande Redentor”, y saber que todo ha acabado felizmente, es uno de los momentos más intensos.
Por acabar, ¿en qué pensarás cuando vistas por primera vez la túnica el Sábado Santo?
Voy a pensar mucho en mi padre, y le daré muchas gracias a Dios porque me ha regalado compartir ese hábito con mi familia.