Tres generaciones de camareras bajo la protección de una Madre
Podríamos decir que las devociones familiares se gestan, se fraguan y se alimentan muy poco a poco con el paso de los años. De esta fórmula pueden dar buena cuenta las tres mujeres que ocupan esta historia. Las tres se llaman María Teresa; ellas son abuela, madre y nieta; las tres forman sendas generaciones en torno a un mismo punto; las tres, por tanto, clavan su mirada en lo más alto de Alcalá, allá por donde un castillo cobija la devoción más profunda de la ciudad, la de la Virgen del Águila. Teresa Corzo y Teresa Villalba son camaristas de la Virgen desde hace más de treinta años. Por su parte, Teresa Villagrán creció correteando bajo el artesonado del Santuario y aprendió a vestir al Niño Jesús con tan sólo cinco años. Ellas comparten sus labores y trabajo para la Virgen con otras cuatro camareras : Eloísa Gutiérrez, María del Carmen del Trigo, María Luisa Espinosa y María Luisa Morales. Juntas, velan por que la Patrona de Alcalá y su Divino Infante luzcan siempre como se merecen.
El inicio del encuentro tiene como fondo musical las campanas del Santuario llamando a la la Novena en honor de la Virgen. Mientras todos van hacia Ella, nosotros vamos a hablar de Ella. Quienes más tiempo a solas pasan junto a la Virgen tienen mucho que contar, especialmente Teresa Corzo, madre y abuela. Ella, pese a ser la que más años lleva de camarista, se mantiene algo más al margen en la conversación. Como quien prefiere escuchar para disfrutar del trabajo bien hecho, del legado bien asumido y mejor entregado. Los pequeños detalles forjaron su cariño, respeto y amor hacia la Virgen del Águila y no le es necesario airearlos en demasía, menos aún cuando su confidente es Ella, y sólo ante Ella rinde cuentas.
Para evitar posibles problemas en la identificación, Teresa Corzo, como ya hemos dicho, es la abuela, Teresa Villalba la madre (e hija), y Teresa Villagrán, la benjamina, es la nieta (e hija de Teresa Villalba).
-La primera, directamente, ¿cómo les llega la devoción a la Virgen?
Teresa Villalba: Por mi padre. Él era muy alcalareño, y aunque mi madre era de Sevilla, él nos metió dentro la devoción a la Virgen a todos.
-¿Y en qué año comenzáis la labor de camareras?
Teresa Corzo: Yo empecé en el año 75. Íbamos todas las tardes a la Ermita, y un día que estaba cerrada no me dejó entrar el portero. Salió al poco tiempo y me dijo: “que dicen que puede usted entrar”. A partir de ahí empezaron a llamarme cada vez que cambiaban a la Virgen.
Teresa Villagrán: Yo realmente desde que me acuerdo estoy allí, desde chica recuerdo mi vida en el Águila (mirando hacia su madre)
Teresa Villalba: Yo entré dos años después que mi madre. Cuando nació mi hija yo me encargaba de llevármela cada vez que subía al Santuario, siempre con las galletas y el biberón, y a partir de los cinco años empezó a ayudar a mi madre vistiendo al Niño.
-¿Y tú esperas inculcarle a tu hija en el futuro la misma devoción por la Virgen? (a la benjamina del grupo)
T.Villagrán: Yo creo que sí, es algo muy bonito. Siempre que puedo voy, y si Dios quiere y se puede, espero que en el futuro mi hija siga estos pasos. Aunque nunca le obligaré, eso lo tengo muy claro.
-¿Cómo recordáis el primer contacto con la Virgen?
T.Villalba: Cuando yo entré por primera lo hice muy impresionada. Las primeras veces no tocaba nada, me dedicaba a recoger, a cepillar las sayas. Pero fue una satisfacción muy grande, porque me alegraba seguir con la devoción de mi padre. Además, me acuerdo también de mi maestra, Concha del Trigo, quien me enseñó a vestir a la Virgen.
-¿Compensa la cercanía que se tiene con Ella todo el trabajo y las labores que hay que hacer?
T.Villagrán: Sí, sin duda. Por ejemplo, estás vistiendo al Niño, y aunque estés pendiente de si le haces un nudo más o no, o si está más corto o más largo algo, en el fondo tú estás meditando, estás pensando en tus cosas.
T.Villalba: Por supuesto que sí. Es que en esos momentos, aunque la gente esté murmurando y hablando, siempre te sale una oración hacia la Virgen. Esos instantes compensan.
-¿Algún momento muy especial que recordéis en todos estos años de trabajo?
T.Villalba: Yo fui madrina del Niño el día de la coronación y fue algo muy grande. Guardo muchos recuerdos de aquel día, a parte del calor que hizo, que fue también importante. Quizás fue el culmen de mucho trabajo, de muchos años, lo más grande, sin duda.
T.Corzo: La coronación… sí, no puede ser otra cosa.
-¿Qué es lo que más os gusta de ser camareras de la Virgen?
T. Corzo: A mí me gusta todo. Lo cerquita que la tienes mientras la vistes a Ella y al Niño es lo mejor, y ayuda mucho, ayuda…
T.Villagrán: Yo me quedo con el momento de sostener al Niño mientras lo vistes, es lo que más me gusta, más incluso que preparar el paso.
T.Villalba: El momento de ver a la Virgen bajando por la cuesta de Santa María, cuando la ves cómo viene, ves el trabajo que tú has hecho y ves lo guapa que va. Es un momento de mucho orgullo.
-Pero esto no es sólo del 15 de agosto.
T.Villalba: Por supuesto que no, es más, la Candelaria también es muy bonita. Cuando se viste al Niño de niño pequeño con la mantilla y se presentan a los bebés alcalareños recién nacidos.
Teresa Villalba (izquierda), portando las potencias del Niño Jesús
en los momentos previos a la coronación de la Virgen del Águila
-¿Cuál es la labor exacta de las camareras de la Virgen?
T.Corzo: Vestimos a la Virgen, nos encargamos de su ajuar, lavamos y planchamos algunas piezas como la ropa interior. Incluso yo le he restaurado una toca hecha con una sombrilla antigua.
T. Villalba: También ponemos las flores para el paso el día de salida, eligiendo previamente las mejores varas de nardos, según su tamaño y belleza y los mejores jazmines.
-Hablando de los nardos, hay gente que ha llegado a criticar alguna vez el exorno floral de la Virgen.
T.Villalba: Los nardos y los jazmines jamás van a cambiar. Es una tradición antiquísima y nunca podremos ver en el paso unas jarras de flores como en los pasos de palios con bolitas recogidas, por ejemplo. Eso no quiere decir que el exorno que elaboramos nosotras tenga menos esfuerzo que otros más perfectos estéticamente, ni mucho menos.
T.Villagrán: También hay que tener en cuenta que agosto es una época mala para las flores, pero creo que esa tradición nunca se perderá. Además, si critican el exorno actual, también criticarían si se produjera ese inimaginable cambio que alguno desearía ver.
-¿Con qué pieza os quedáis del ajuar?
T.Villalba: Yo me quedo con la saya que le pintó mi tío, Pepe Corzo. Se le puso cuando me casé y cuando mi hija fue Estrella en la Cabalgata de Reyes.
T.Villagrán: A mí, lo que más me gusta es el ajuar del Niño. Cajitas muy pequeñitas con las camisitas, los pantaloncitos, todo a juego. Desde pequeña siempre me ha atraído ordenar la ropita del Niño Jesús.
T.Corzo: Las enaguas de la Virgen.
-No elegimos ni sayas bordadas, ni grandes piezas de orfebrería.
T.Villalba: No, no. Hemos elegido prendas muy simbólicas.
Teresa Villagrán: No hay que dejar de mencionar una saya realizada con un sari indio, que no tiene nada de oro, que es muy bonita y que no se le pone a muy a menudo.
-Cambiamos de tercio, ¿la devoción a la Virgen del Águila está involucionando?
T.Villalba: Yo sigo viendo gente emocionada y llorando viendo a la Virgen, no creo que sea tanto un cambio, sólo es que a la gente joven le cuesta más ir a misa o a una novena. Aun así, hay que echar un vistazo al grupo joven que cada vez es mayor y al trabajo que las hermanas (refiriéndose a las Siervas del Hogar de la Madre) hacen con los grupos de catequesis es encomiable.
T.Villagrán: Cambiando hacia peor no, pero sí es cierto que no se ve mucha gente joven, sobre todo si vas a la novena por la mañana. Eso cambia el día 15 por la mañana, cuando muchas madres llevan a sus hijos a disfrutar de los preparativos de la procesión.
T.Corzo: Pero al final, el día de la procesión, siempre, por la mañana está el Santuario lleno de gente, las niñas llevando las varas de nardos y eligiendo jazmines.
-¿Pero se echa en falta a esa gente el resto del año o se convive con un mal que afecta al mundo de las cofradías?
T.Villalba: Bueno, aunque es verdad que en los cultos, como pasa en otras hermandades, no se ve a toda esa gente, sí es verdad que después nos encontramos con la cruz de mayo, que también tiene mucho tirón y tradición de costaleros en Alcalá.
-¿Con qué os quedáis del 15 de agosto?
T.Villagrán: Cuando rezamos, una vez terminados todos los preparativos para la procesión sobre las cuatro de la tarde y el paso está acabado.
T.Corzo: Con la bajada de la Virgen por la cuesta, y en especial con la revirá hacia la calle Herrero, ese momento es el que más me gusta del recorrido.
T.Villalba: Además toda nuestra familia se junta en ese mismo punto (añadiendo datos a lo dicho por su madre) para ver pasar a la Virgen. Por motivos personales, es un momento muy intenso y bonito para toda la familia.
-¿Cúales son las sensaciones con la procesión tan cerca?
T.Villalba: Responsabilidad
T.Villagrán: Pensamos mucho en “¿gustará o no gustará?”. Esos son los nervios que podemos tener a escasas horas de empezar los preparativos para el 15 de agosto.
-Por último, ¿qué me dicen si les digo Virgen del Águila?
Teresa Villalba: Protectora, familaridad
Teresa Villagrán: Cercanía
Teresa Corzo: Mi día a día